LA CELEBRACIÓN DE DÍA DE MUERTOS, UNA FIESTA POPULAR ARRAIGADA A LA TIERRA

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"Fiesta de calaveras", grabado de José Guadalupe Posada (1852-1913)

Por Javier Gochis

Jersey City, NJ.- La cultura mexicana es una amalgama de mitos, tradiciones y costumbres que se originaron durante la fundación de Mesoamérica. En la época de la conquista, la suplantación de ritos dio por resultado un sincretismo religioso y cultural que sumado al mestizaje, originó la cultura mexicana.

El Día de Muertos es una de las celebraciones más importantes en México desde tiempos prehispánicos. Los mexicas (aztecas) celebraban a sus difuntos durante dos meses en el verano: Miccail-huitontli, para los niños y Hueymicailhuitl para los adultos.

Los españoles introdujeron el calendario católico y establecieron la tradición de recordar a los difuntos cada primero de noviembre, durante la celebración de Todos los Santos.

Para los antiguos mexicanos la preocupación esencial no era la vida incierta o la muerte segura; no concebían la vida como algo inminente y puro, separado de la muerte como si se tratara del fin del mundo. Por el contrario, ambos conceptos se dinamizaban bajo un mismo carácter subterráneamente abismal: la preocupación de hacer revivir y permanecer viviendo en el cosmos.

En la tradición del culto a los muertos: Miccail-huitontill, o la Fiesta de los Muertecitos (cuyo ritual se hacia cada noveno mes del calendario nahua, y equivalía al mes de agosto del calendario católico) y la Fiesta Grande de los muertos Huymicailhuitl, ritualizada cada décimo mes del año, ambas celebraciones no solamente contienen un saber cosmogónico sobre lo que podía haber más allá de la vida, sino que se remitían también a la estructura viva de su propio sustento: la agricultura.

En la celebración de Día de Muertos -1 y 2 de noviembre-, las familias se reúnen en el panteón para darle la bienvenida a las almas en su visita anual; en las casas se preparan altares con elementos tradicionales y de la temporada: flores de cempasúchil, incienso, pan de muerto, chocolate, velas, sal, agua, calaveritas de azúcar y xoloitzcuintles de barro, así como fotografías u objetos pertenecientes al difunto.

Los antiguos mexicanos creían que cuando alguien moría su teyolia o fuerza interna se iba a diferentes niveles del inframundo, dependiendo de la causa de la muerte, su posición social y profesión (olvidando su conducta en vida).

Así, la creencia dice que había niveles especiales para los niños, los guerreros, las mujeres que murieron durante el parto, los ahogados y otros. Actualmente se mantiene la tradición de construir altares especiales para aquellos que mueren en accidentes y niños o adultos que mueren por causas naturales.

La comunidad mexicana que vive en el extranjero ha llevado esta tradición a otros países. La asociación mexicana sin fines de lucro Mano a Mano: Cultura Mexicana sin Fronteras, continúa esta tradición y lleva a cabo cada año su ofrenda anual resaltando temas de actualidad como justicia social y personalidades populares.

Este 2021 la ofrenda se realizará del 29 al 31 de octubre en St. Mark's Church in-the-Bowery ubicada en el 131 E 10th St. New York.  El evento contará con muestra gastronómica, y mercado de artesanías mexicanas. Para mayor información consulta la página www.manoamano.us

Ofrenda de Día de Muertos en Nueva York, realizada por la Asociación Mano a Mano. (foto Javier Gochis)
Grabado de José Guadalupe Posada (1852-1913)
"La catrina" grabado de José Guadalupe Posada (1852-1913)
Grabado de José Guadalupe Posada (1852-1913)
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