EL VILLANCICO: ELEMENTO CULTURAL QUE UNIFICÓ A LA AMÉRICA ESPAÑOLA

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Mapa antiguo de la América Española (imagen cortesía)

Por Javier Gochis

Jersey City, NJ.- Surgido en la Edad Media, el villancico nace como la canción de los villanos, es decir, de los habitantes de las villas, de las pequeñas comunidades rurales o pueblos campesinos de la España medieval, y por extensión, a sus cantos y bailes también se les denominó así.

En ese momento la palabra villancico no es otra cosa que el diminutivo de villano, sin embargo, en el siglo XIV, el villancico se ve influido por el dolce novo estilo, tendencia poética italiana que trata de encontrar en el arte una imitación de la naturaleza y esta poesía se funde con la música.

En España se afincó un género específico de canción polifónica a la cual se denominó villancico, que parte de la armonización de canciones populares, una especie de arreglo para varias voces, que luego se convirtió en una composición poético musical, perdiendo su carácter popular para convertirse en una expresión cortesana.

El musicólogo peruano Aurelio Tello comentó -en entrevista- que durante los siglos XV y XVI, este tipo de villancicos proliferó en España y Portugal, sin embargo, el villancico de esa época era politemático, es decir, lo mismo podía ser sacro que profano.

"Si era sacro o religioso, lo mismo podía ser escrito para la natividad que para la fiesta de Corpus Christi, o alguna otra celebración religiosa, si era profano, podía ser amatorio, épico, narrativo o satírico", explicó.

Aurelio Tello que también es director de la agrupación vocal Capilla Virreinal de la Nueva España agregó que a partir de 1580, se dio en Europa un reencuentro entre la tradición musical culta y popular, la cual en el siglo XVIII invade con los villancicos los espacios catedralicios para insertarse en el "oficio de maitines".

El investigador, radicado en la Ciudad de México desde 1982, abundó que entonces, cuando había una festividad importante, se componían villancicos con textos ad hoc a la celebración religiosa y los poemas era escritos por los villanciqueros, poetas de corte popular entre los que figuraron nombres como el de Félix Lope de Vega.

En el caso de Nueva España, dijo, "hay una lista muy grande, de villanciqueros, y entre los más notables están Miguel González de Eslava y Sor Juana Inés de la Cruz". 

El académico manifestó que toda esta tradición del villancico catedralicio estuvo viva durante el siglo XVII y buena parte del XVIII cuando ya se había perdido el villancico cortesano para dar paso a otro tipo de manifestaciones "y por supuesto los villancicos navideños tuvieron un peso muy importante porque la fiesta de mayor lucimiento es la Navidad".

Al generarse el rompimiento político entre España y sus colonias, en el siglo XIX, las iglesias en América ya no continuaron las tradiciones que las vinculaban con las catedrales ibéricas y se interrumpió la tradición del villancico catedralicio, pero no la participación del elemento popular en las celebraciones de maitines.

Estos festejos, refirió Tello, incluían el teatro de pastorelas y adoraciones al niño Jesús como procesiones, cantos y danzas alrededor del Nacimiento, que es uno de los símbolos de la Navidad católica, y así los cánticos navideños quedaron afincados a la tradición popular.

"Cuando llegó el siglo XX, el término villancico quedó asociado a la festividad navideña y se perdió la acepción ecuménica que tenía la palabra, que podía ser un canto para cualquier fiesta religiosa del año, y hoy, sólo han quedado estas canciones dedicadas al nacimiento del niño Dios y a la fiesta de la Epifanía".

Tello, quien realiza su labor académica en el Centro Nacional de Información, Documentación e Investigación de la Música (Cenidim) del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), afirmó que hoy día, el villancico "se ha vuelto una de las expresiones características de la cultura latinoamericana.

"Hoy podemos hablar con propiedad de un villancico mexicano, peruano, argentino y centroamericano, porque se ha nutrido de esos elementos rítmicos y melódicos con formas de emisión vocal y de instrumentos que tipifican la música folclórica de cada país".

El también músico y compositor, comentó que durante todo el siglo XVII en las ciudades de México, Puebla y Oaxaca, se cultivó el género del villancico a través de grandes compositores como Gaspar Fernandes, Juan Gutiérrez de Padilla, Javier Pérez Ximeno, Juan Matías, Juan García de Céspedes y Antonio de Salazar.

"Todo esto que se produce en la Nueva España, agregó Tello, se reprodujo de manera exacta en el resto del continente, no como copia, sino como una práctica que era común en todas las catedrales de América".

Así, en la catedral de Bogotá, Colombia, se encuentran obras de villancicos, autoría de José Cascante, y en las catedrales de Lima y Cuzco, Perú, de Juan de Araujo, que fue también maestro de capilla en Bolivia donde estuvo durante 30 años.

Destacan también músicos como Tomás de Torrejón y Velasco, maestro de capilla de la catedral de Lima; Antonio Durán de Mota, compositor, de la catedral de Potosí, en el alto Perú, autores que dejaron un caudal de música que guarda perfiles comunes y que habla de una unidad cultural en América, emparentada fuertemente con España.

"Se podría hablar incluso a través de este género tan específico como el villancico, de una unidad cultural que había en todo el imperio español del cual los pueblos americanos formaron parte", aseveró.

Señora Santa Ana / por qué llora el niño / por una manzana / que se le ha perdido, son algunos de los villancicos que se cantan a lo largo y ancho de todo el continente, desde México hasta Argentina, apuntó Tello.

Para el director de coros, a pesar de que hay un tronco común, el mestizaje que se gestó en la colonia ha derivado en expresiones colorísticas locales, típicas y folclóricas.

"Cada pueblo ha encontrado su propia manera de plasmar estos villancicos en una tradición que hoy ya incluso se ha teñido de los elementos modernos de la música disco y el rock, sin embargo, lo importante es que estas canciones siguen vivas y forman parte de la cultura latinoamericana", concluyó Tello. 

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