CON DESFILE RECIBE JERSEY CITY AL EQUIPO FENÓMENO DE BALONCESTO

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Por Javier Gochis

Jersey City, NJ.- La esquina que conforman la avenida Montgomery y el bulevar JFK, en el lado Este de la Ciudad de Jersey se convirtió en el escenario para recibir a la pléyade de jugadores del equipo de baloncesto de Saint Peter's University, (SPU) tras su histórica participación en el campeonato de la Asociación Nacional Atlética Universitaria, (NCAA, por sus siglas en inglés).

Desde temprana hora del viernes, aficionados, vecinos de la zona cercana a Saint Peter’s University, medios de comunicación y público en general, se congregaron en la entrada principal del edificio central de la Universidad para ver pasar a los contingentes que conformaron la columna del desfile y vitorear al equipo de basquetbol liderado por el entrenador Holloway.

Pancartas en las que se podía leer “let’s go peacocks”, “Jersey City tough!” y “Sweet History” entre otras frases, eran agitadas, al ritmo de la música, por los asistentes, en su mayoría vestidos de azul, -el color oficial del equipo de los pavorreales (peacocks)- que esperaban impacientes tras las vallas a los fenómenos del baloncesto universitario.

A punto de turrón… ¡Comenzamos!

En el escenario principal todo se alistaba para recibir a los pavorreales. Los invitados especiales eran acomodados en sus lugares, unas sillas blancas plegables, las pruebas de sonido eran rigurosamente revisadas, en el discurso del maestro de ceremonias se hacían las últimas anotaciones y la prensa local y los medios neoyorkinos se prvenían para entrar al aire.

Los fotógrafos y camarógrafos alistaban sus tiros, es decir, buscaban el mejor ángulo para su toma, mientras que un gendarme de alto rango -esos que tienen muchas insignias en su uniforme- los replegaba hacia la orilla para que dejaran libre el espacio por donde pasarían los vehículos y los contingentes.

El desfile inició en punto de las dos de la tarde bajo un cielo azul y un Sol brillante, aunque el ambiente lejos de cálido se tornaba frío por el viento; sin embargo, el ánimo del público no decaía y conforme la columna del desfile avanzaba todo se convertía en algarabía, desparpajo, regocijo y finalmente gozadera. Así fue la recepción de los pavorreales.

Gaiteros, bandas y escuelas locales… ¿en busca de nuevos héroes?

Iniciado el desfile los primeros en pasar fueron los agrupamientos de policía, seguidos de su banda de gaitas. Atrás el alcalde Steven Fulop arropado de sus políticos, entre los que destacó el Senador demócrata por New Jersey Bob Menendez.

Después, todas las escuelas Liberty High School, NJCU, Weehawken High School, la Asociación de Alumnos de Saint Peter’s University, James Ferris High School, McNair Academic High School, Snyder High School, Saint Peter Prep, William L. Dickinson High School, Saint Dominic Academy, el Board of Education de Bayonne y finalmente los esperados pavorreales, o ¿los nuevos héroes?

Palabras y más palabras…

El desfile se convirtió en una verbena cuando los contingentes después de haber llegado al escenario principal se desperdigaron y ocuparon toda la calle, convirtiendo el espacio en un mar de gente, es decir, miles de personas que, vitoreaba, aplaudía y echaba porras al equipo fenómeno.

Los pavorreales llegaron en dos carros alegóricos, que parecían hechos para reinas del carnaval. Una vez en su destino final, se bajaron y tomaron su lugar en el escenario principal. Ahí recibieron las llaves de la ciudad de parte del alcalde Fulop, quien se dirigió al entrenador Holloway, “Te amamos y te apreciamos Shaheen. Te deseamos la mejor de las suertes”, toda vez que el entrenador se moverá a Seton Hall.

Por su parte Menendez destacó que, “con Saint Peter’s lo imposible es posible”. “si me hubieran dicho cuando vine aquí a la escuela, creciendo pobre en una vivienda en Union City y siendo el primero de mi familia en ir a la universidad, hijo de refugiados, que podría ser uno de los 100 senadores de los Estados Unidos en un país de 330 millones de personas, hubiera dicho que no, Pero esa es la tradición en Saint Peter’s, lo imposible es posible.

Terminados los discursos los asistentes se desperdigaron, los heroicos pavorreales atendieron un rally en la Universidad y mientras otros se iban al Pub a celebrar, la circulación fue abierta de nueva cuenta al tráfico local y Jersey City volvió a la normalidad.

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